jueves, 21 de febrero de 2013

Un rompecabezas creado en tus manos y guardado en mi mente, un puzzle incompleto en el que faltan las piezas más importantes.
Una oportunidad fútil, posiblemente vacía de significado, carente de sentido. La última esperanza, enmascarada, convertida en una altura demasiado alta para mi.
Preguntas sin respuesta entre lágrimas secas. Pensamientos saturados de trabajo que sudan gritos ensordecedores y golpes contra la pared.
Me duele la cabeza y me estallan los oídos cuando sueño despierta con sombreros, tiburones y una máscara. Ahora mismo se me haría imposible reconstruir el puzzle, un rompecabezas de tu cuerpo. La esperanza se ha transformado ahora en una luz roja, diminuta.


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