sábado, 5 de noviembre de 2011

Swallows

Parece que unas golondrinas no quieren emigrar, no quieren marcharse a pesar del frío invierno que acaba de llegar de golpe, haciendo que nosotros, los llamados "humanos", corramos debajo de la lluvia para retomar nuestra rutina una vez más.

Las ha confundido mi terraza, donde aún hay flores de vivos colores, queriendo soportar el frío rocío de estas mañanas nuevas. En los verdes árboles de la esquina izquierda, nacen pequeñas naranjas que le dan vida a la oscura tarde, que junto con una puesta de sol temprana, hacen de ella una tarde del todo melancólica.

Creo que las golondrinas se han aliado con mi terraza, el sonido de su vuelo armónico y conjunto me hace recordar aquellas tardes de verano, que se hacían infinitas a tu lado.

Sin embargo los días cortos han llegado, y esas noches eternas quieren hacer su presencia. Junto con tu existencia empezaré un invierno nuevo, totalmente distinto de los anteriores, simplemente porque las golondrinas me recuerdan que no estoy sola.

"Pode que só sexa unha rapaza con moito tempo de lecer..."

Ese preciado regalo

¿Qué es lo que quieren los niños cuando llegan a una cierta altura?

Os preguntareis que clase de estúpida pregunta es esta, pues es bastante sencilla, ni tontería ni locura. Lo que los niños quieren cuando crecen es: El Asiento de Delante. Ese gran objeto codiciado por todos lo que rondan los 10 años que, por primera vez, pueden sentir el poder de ser el copiloto del coche de sus padres.

Este lugar es el que te distingue de un "niño pequeño" a un "niño mayor", te sientes orgulloso de ti mismo cuando por primera vez tu padre te dice: "¿Te apetece ir en el asiento de delante?". Y justo en ese momento en el que te sientas sobre ese sillón acolchado e individual, sin nadie que te quite parte del tuyo, parece que te haces aún más grande, ves la vida desde otra perspectiva.


"Pode que só sexa unha rapaza con moito tempo de lecer..."