miércoles, 20 de junio de 2012

Paciencia, calma, valor

     Recostada sobre mi banco, reteniendo un humo en mis pulmones que me sabe a lentitud... Es de noche, pero en mis ojos aún existe una luz artificial que no tiene origen, me la imagino en mi cabeza, como un sitio dulce cada vez que me duermo.
     Y vuelvo a saborear un olor que me huele a calma, que me transporta por el aire mezclándome con las notas perfectas de una suave pieza de piano sin rumbo.

      Con mis manos me dispondría a construir de nuevo, con pequeñas piezas de nubes imaginarias que se dispersan por mi mente, ese momento en el que los primeros rayos de luz pretendieron despertarme de mi sueño. Sin embargo fuiste tú quien mantuvo ese sueño vivo, que poco a poco ya se termina como esta canción.

     Dicen que la paciencia es una de las mayores virtudes, pero en mí ya es un defecto. A cada paso inequívoco que doy mi rabia aumenta, al igual que cuando en frente de un papel las palabras se me escapan por las pupilas, por la garganta como un vómito que pretende contrarrestar las lágrimas que me secan la cara.

     Ahora en mi cabeza solo ronda un pobre violinista judío destrozado por el tiempo, que toca para mí una de las canciones más tristes y bellas que jamás se harán partitura. Los tonos agudos empapan mis ojos y la nieve parece caer a mis lados como en el más oscuro invierno.

     Me estoy volviendo loca, mi cabeza da vueltas y mis párpados no quieren que vea. Me siento atada a la silla de mi escritorio y parece que a mi alrededor vaguen fantasmas sin cara. Me desespero, mi estómago me advierte como mi mundo se vuelve cada vez más vertiginoso. Mi interior me llama cobarde, asegura que el valor que algún día pretendía tener ha desaparecido por el estúpido miedo al fracaso, al "querer y poder" pero nunca "llevar a cabo"...

     Finalmente me despido de ti, durmiéndome con tu imagen....



"Pode que só sexa unha rapaza con moito tempo de lecer...."