viernes, 21 de octubre de 2011

La palabra vence al golpe, una vez más.

    Hoy haré una excepción, escribiré sobre algo diferente, este día se lo merece.

    Es un día en el que recordar, conmemorar, llorar, alegrarse, pero sobre todo es un día para reafirmar que la violencia no es en absoluto la solución para nada. Ahora toca reivindicar el diálogo, la democracia y de rechazar la fuerza antes que la maña, puesto que no se consigue nada.

    A pesar de que ETA parece dejar claro su abandono del terrorismo muchas han sido las críticas y comentarios sobre este comunicado. Por una parte, la principal crítica es que no piden perdón ni hacen una mínima referencia a las víctimas de sus atentados, lo cual parece lógico pues ellos no se sienten mínimamente arrepentidos de haberlo hecho ya que es con "causa justificada". Por otra parte, mucha gente se ha preguntado por qué no han mencionado a sus presos, o por qué no han pedido nada a cambio de ese abandono de la violencia. Creo que la respuesta a esto último es muy fácil, porque simplemente están tan sumamente derrotados y sin fuerzas que ya ni pueden pedir algo a cambio, no sería justo, aunque si lo esperado, pero simplemente no tienen algún derecho, y ellos lo saben. El Gobierno y la policía, tanto española como francesa, han conseguido que poco a poco se fuera debilitando, pero no solo ellos, también la gente, las masas, que llevan pidiendo más de 40 años el fin de una organización que no lleva a sitio alguno, basada en la violencia y el terrorismo, una organización cuya finalidad, se sabía desde el principio, sería incapaz de llevarse a cabo.

    Finalmente, la palabra ha ganado una vez más sobre el golpe, la democracia sobre una casi dictadura de la violencia, la maña a la fuerza, la mayoría a la minoría, una vez más la paz ha conseguido vencer a la violencia.

    Para acabar este "artículo" personalizado solo me queda hacer una cosa: y es recordar a todas aquellas víctimas que durante 51 años han sufrido las consecuencias de una banda terrorista que poco a poco acabará desapareciendo y quedando como un algo digno de recordar, porque de los errores siempre se aprende.