jueves, 18 de agosto de 2011

Digamos que... Te quiero


Finjamos que no nos conocemos, que somos estrellas que no tienen sentimientos ni pensamientos.
Pagaré tú café cada mañana aunque no sepa quien eres, tendrás cada día una rosa al lado de tu almohada y un te quiero escrito en la servilleta de tu magdalena.

Tú sólo mírame con tus ojos marrones, rózame con tu mano en el metro cada día a las ocho y media de la mañana, no dejes de enseñar tu sonrisa cada vez que lees el chiste de la columna de la derecha de la contraportada del periódico.
Pero ante todo, por nada del mundo desaparezcas, aunque sea, pásate de vez en cuando por mis sueños a decirme que estás bien y a regalarme tu boca pintada de aire.
"Pode que só sexa unha rapaza con moito tempo de lecer..."

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