martes, 19 de julio de 2011

Y cada vez abro más lo ojos, me voy quitando ese tupido velo que me cegaba.
Y tú te encargas de iluminarme el camino correcto, no no es una luz celestial, es la luz de tu sonrisa que brilla como el Sol, a pesar de nunca cegarme.
Y tus ojos son mi puerta hacia tu interior, esas dos perlas negras que me sacan una sonrisa con sus invisibles manos.

Y mientas esto siga así, yo seguiré en una nube de algodón de azúcar contigo, saboreando todos esos momentos que hacen que cada vez sea más grande...

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